Cada mañana damos la bienvenida al día con una práctica guiada que trae nuestro cuerpo y nuestra mente al momento presente. Al tomar conciencia de nuestra respiración, calmamos el sistema nervioso y podemos disfrutar plenamente de la calidad de nuestra presencia. Sólo en un estado de quietud podemos reconocer y comprender las fuerzas que se mueven en nuestro interior.

El sentido de comunidad es uno de los aspectos más característicos del Camino y los círculos de intercambio son una oportunidad para redescubrir esa red de apoyo. 

Son un momento de reflexión en grupo en el que es posible compartir experiencias y debatir lo que ha surgido durante las actividades dentro de un espacio seguro e inclusivo.

Para facilitar una transición suave en el periodo posterior a el Camino, esta práctica tiene como objetivo reducir la tensión en el cuerpo y aliviar las partes que pueden estar fatigadas después de caminar.

Te entrenamos para estimular la conciencia corporal y realizar tratamientos autónomos como stretching y automasajes que podrás seguir practicando después de volver a casa.

Es el momento del día para recargarse y reconectar a través del silencio, del tiempo en la naturaleza, de la lectura, de la escritura, del ejercicio, del descanso, o para explorar los hermosos alrededores, llegando a la playa o a la montaña dando un paseo de 20 minutos. 

Durante este tiempo, también es posible restaurar el cuerpo reservando un masaje con Nadia.

Actividades temáticas dedicadas a la exploración y la autoexpresión profunda, utilizando la escritura, el arte, la música o el movimiento corporal libre y expresivo. 
El objetivo es elaborar aspectos o recuerdos del Camino mediante el uso de múltiples lenguajes expresivos, permitiendo que tanto la mente consciente como la inconsciente se expresen con libertad y autenticidad

Inspirado en las enseñanzas del maestro zen Thich Nhat Hanh, el domingo se dedica a la práctica de ser en lugar de hacer. Sin actividades programadas a lo largo del día, el día de pereza es una oportunidad para dejar que el día se desarrolle, haciendo lo que se siente bien en cada momento.